jueves, 25 de diciembre de 2008
Navidad
Feliz Navidad. Salgamos a comprar de todo, a gastar. Salgamos a ponernos ciegos de comida y bebida, salgamos a ver sin mirar, saquemos a los niños a adorar al Corte Inglés, enseñemosles a perpetuar las tradiciones hipócritas, el oropel baldío.
Feliz Navidad.
martes, 11 de noviembre de 2008
Mono hombre
No os dais cuenta, piensa, vosotros también estáis en un recinto, más grande, pero vigilados por cámaras, censados, apuntados en todas las listas, controlados por todos los ojos del estado y de los holdings. Yo no tengo nada, porque no tengo libertad. Pero tampoco tengo a donde ir, ya no. Me lo habéis quitado todo. Habéis destruido mi mundo y el vuestro. Seremos pasto de la misma masacre. Ni siquiera os odio. No tengo ningún sentimiento ya. No tengo ni recuerdos de otra vida. Mis cuatro paredes, mis plantas y mi vegetación y las horas de visita de los curiosos. Esos que también están encerrados ahí fuera.
viernes, 31 de octubre de 2008
Mucho tiempo
lunes, 25 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 16
sábado, 23 de agosto de 2008
Pekín 2008 día 15
Pekín 2008 Día 14
jueves, 21 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 13
miércoles, 20 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 12
Pekín 2008 Día 11
Nosotros hemos mejorado muchos, pero ellos también, siguiendo además una tradición que aquí hubo que fabricar. Tener a Nadal no significa ser los mejores del mundo a nivel deportivo.
Quizá nuestro problema, aparte del nivel deportivo, es que no tenemos la suficiente experiencia en competiciones –ignoro el motivo- pero hemos visto, sobre todo en atletismo, que nuestros deportistas se arrugan ante la responsabilidad. Pocos han dado todo su potencial. La mayoría se ha ido a casa sin sudar.
También me llama la atención la longevidad de muchos de nuestros deportistas. Quizá es que una vez que te sitúas, ser deportista es un chollo. Vemos a muchos de ellos que van por su 3ª o 4ª olimpiada. Eso significa muchos años de permanencia en la élite. No se que criterios siguen las federaciones –siempre sospechosas- o el COE para evaluar y permitir estas extensas carreras, que impiden la aparición de nuevos talentos. ¿Es transparente la política deportiva española de los organismos encargados de velar por los intereses deportivos?
¿A cuantos de nuestros representantes han eliminado en su primera actuación? ¿Nos disfrazamos de primera potencia llevando un montón de participantes que a la postre no tienen la menor opción? ¿Se pagan viajes de turismo? ¿Cuántos federativos han ido a los JJOO por la cara? ¿Y donde viven, como, cuanto cobran, como viajan?
En el desfile damos muy bien, alegres y numerosos, coloridos. Pero luego nos espera decepción tras decepción. Solo triunfamos en unos cuantos deportes. La natación, la gimnasia y el atletismo, las reinas de los Juegos, son deportes vedados a los españoles. Pobres resultados, a pesar de alguna medalla esporádica, anecdótica diría yo, aún siendo un poco cruel. Eso sin volver a hablar de los comentaristas que te cuentan la medalla antes de ganarla, haciendo su papel de gafe. Cuantas decepciones a causa de las falsas expectativas creados por estos pseudo comentaristas que se han aprendido la lección diez minutos antes de comenzar la retrasmisión. Vamos, como hacía yo en el colegio de pequeña.
Pekín 2008 Día 10
Son banderas que identifican, sí, pero que comparten la alegría del triunfo sin entrar en rancios orgullos patrios. Se convierten, simplemente, en su grandeza, en símbolos de hermanamiento deportivo que no hieren, sino que adhieren al resto de espectadores a la gloria compartida con los ojos llorosos.
La especie humana, todas las especies me atrevería a decir, necesitan pertenecer y las competiciones deportivas de este calibre nos permiten desplegar los símbolos sin acritud, sin arrojarla sobre el orgullo de los otros.
Hace apenas un mes, cuando la selección española de fútbol ganó la Eurocopa mi mayor satisfacción –compartida, lo sé- fue la desmitificación de la bandera de España como propiedad de la derecha, y del nacionalismo español. Unos y otros, en toda España, en las autonomías del norte y del sur, en las capitales y pueblos, los españoles perdimos la vergüenza de usar nuestra bandera, de ondearla entre risas y gritos de júbilo, no con la ferocidad de los que actuaban como propietarios de la enseña.
Nunca me han gustado los símbolos que separan, ni las fronteras que aíslan a unos de los otros. No me gustan nada –ni los entiendo- y me dan miedo los nacionalismos soberbios, egoístas e insolidarios.
Tampoco me gusta nuestra mascota, la Reina.
domingo, 17 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 9
sábado, 16 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 8
viernes, 15 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 7-2
Pekín 2008 Día 7
jueves, 14 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 6
miércoles, 13 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 5
Nos deshinchamos como un globo. No hay más medallas. Cada vez queda más lejos el oro y el bronce de los primeros días. Volvemos atrás. La euforia da paso a ese sentimiento de injusticia que nos hace perder cuando merecemos ganar. La mala suerte, los jueces... Cualquier alternativa es válida. Pronto saldrá el PP diciendo que todo es culpa de Zapatero. Hace un par de días que no salen ni los príncipes.
Por lo demás todo es estupendo. Deporte de alto nivel para hartarse. El problema es que no conozco a los participantes. Solo a dos o tres y las competiciones tienen un interés menor. A mi me gusta ir a favor de alguien, o mejor aún, ir en contra. Es mucho más divertido y más amplio. Me pasa con el Barcelona. Siempre quiero que gane el otro.
La decepción pues, cunde. La verdad es que somos buenos y obtenemos buenos resultados. Quizá la medalla es la catapulta a la gloria, pero el deporte, como ya hemos dicho, necesita de todos, de los ganadores y de los perdedores. De los soberbios, y de los humildes, sobre todo de los humildes.
Pobres Príncipes, sin trabajo no pueden legitimar su estancia en China, parece que están de vacaciones en vez de en misión oficial de mascotas.
Hasta mañana.
Pekín 2008 Día 4
lunes, 11 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 3
Solo han transcurrido tres días y me pregunto si resistiré este empacho de deportes y deportistas, más aún cuando me pierdo en programaciones nunca anunciadas y con comentaristas que parecen enemigos de los deportes que trasmiten y que no dan una. La verdad es que en este entorno polideportivo hay que tener gente que domine cada deporte, y eso supondría una plantilla demasiado amplia. Pero cualquier persona atenta, no entendida, solamente pendiente de las retransmisiones encontrará numerosas pifias en los comentarios, desde no callarse cuando deben, errar en la interpretación de las actuaciones, gafar a los deportista, hasta sufrir episodios histéricos cuando surge posibilidad de medalla para un español. Entonces las televisiones despliegan sus emisoras móviles en los domicilios de los protagonistas, en el bar del pueblo, en la escuela... Es el espectáculo casero que gusta en el medio audiovisual.
Los héroes duran poco. Tenemos el ejemplo de los ciclistas, o del campeón de waterpolo Jesús Rollán, o de numerosos gimnastas de la élite de la Europa del Este. Gente destrozada por el doping, por el sufrimiento psicológico derivado de la vuelta al mundo normal y por los padecimientos físicos provocados por los esfuerzos a los que sus cuerpos fueron sometidos. O por el exceso de presión y responsabilidad. Ya hemos comentado en anteriores crónicas que el deporte no es este afán de superación superhumano promovido por las primas económicas de los grandes patrocinadores.
Mañana dedicaré mi crónica a esa extraña pareja, hierática, que disfrazada, no se porqué, con el uniforme oficial de la delegación española, aparece cuando hay que felicitar a alguien, incluso, como ocurrió ayer con Samuel Sánchez, aunque no sepan quién es y se equivoquen al otorgar la felicitación (se tiraron a por Valverde).
Os dejo hasta mañana, vuelvo a la lucha, cansada, aplastada contra el suelo después de visionar unas eliminatorias de halterofilia. Esta noche meditaré sobre las virtudes de la práctica de estos esforzados ejercicios.
domingo, 10 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 2
sábado, 9 de agosto de 2008
Pekín 2008 Día 1
domingo, 27 de julio de 2008
Minimalismo cruel
He decidido que la mataré antes de volver a Madrid, a finales de agosto.
Radoban Karadzic
sábado, 5 de julio de 2008
Julio
martes, 3 de junio de 2008
Los sauces
¡Que importante se sentía en su trono, en su espacio!. No hablábamos, como siempre. Cuando acabara de leer querría cenar. Con una mirada me daría la orden y yo como un cordero la seguiría. Luego a recoger y a la cama, sin mirarnos, sin hablarnos.
Hoy es lunes. Ha amanecido nublado. Me gusta. Este ambiente gris y apagado entibia mi corazón. He decidido no esperar más, hoy es el día. El sol calentará tarde o temprano la mañana de modo que me vestiré de primavera, con colores claros. Necesito coraje para ofrecerme a él, para proponerle la locura de compartir mi vida.
La agencia está cerrada aún. Son las 10 menos 10. Paseo arriba y abajo por la acera de enfrente. No tengo valor para esperarle en la puerta. No se siquiera si entraré. Al fin le veo, viene con una mujer. Cuando llega a la puerta se besan en la boca y se despiden. Mi mundo se hace trizas.
He entrado en un bar a tomar un café. Necesitaba sentarme y pensar, repasar lo que he visto y encontrarle algún sentido. El me quiere, me lo dicho cada vez que hemos hecho el amor y cada vez que me ha follado en la trastienda, a mediodía, mientras cerraba para comer. Y me lo ha dicho con sus ojos ardiendo. Y al oído, con sus labios junto a mi mejilla. Mentiroso.
Le conocí en su agencia un día de mayo. Entré a preguntar por un viaje que nunca haría. Mi marido y yo nunca vamos a ninguna parte. Pero a mi me gustaba inventarme planes de vacaciones. Le pregunté por algún destino exótico. Vi que se llamaba Pedro en una plaquita que llevaba sobre el bolsillo de la camisa. Pedro Jazmín. Que apellido tan cursi.
Pero me miró y vi en sus ojos la mirada de un hombre interesado. Y yo, que no intereso a nadie, le seguí el juego. Coqueteamos como dos chiquillos escapados de la escuela. Era el peligro, lo prohibido. Era mi deseo y su deseo, encarnecido de pronto. Solo un hombre y una mujer sin ninguna pregunta. Por mi vientre corrió como la pólvora una sensación quemante, hasta mi sexo, que me hizo apretarme contra la silla. El se dio cuenta y mis ojos se ahogaron en los suyos. No hubo disimulos, ni dudas. Como en un sueño me cogió de la mano y me condujo a la parte trasera de la agencia, a una salita tan pequeña que solo cabía un sofá y una mesita de salón. No necesitamos más.
Pedro me apretó contra la pared y me beso hasta ahogarme en su saliva y en su aire. Me abandonó un momento y cerro la puerta exterior. Sin palabras volvió a mi y sin palabras me bajó las bragas, y sin palabras me introdujo su sexo. Fue una batalla corta, pero sangrienta. Cuando acabamos, sin palabras, me coloqué la ropa y me fui.
Por la tarde llegó Mario a casa. Y yo le miré como si hubiera ganado la guerra y el fuera el perdedor. Sentía todavía el roce del sexo del extraño que me había follado, su líquido, que inconscientemente había derramado en mi. Pero no me importaba. El futuro y el pasado no me importaban, porque me sentía libre. Mario no tenía ni idea, pero era un maduro, egoísta y orgullosos hombre engañado. Su posesión compartida, manoseada por un desconocido, perdida entre los gemidos de otra boca.
Esa noche me acosté pensando en ese momento de locura, deseando de nuevo al extraño, emocionalmente para sentirme deseada, mujer e intelectualmente para seguir perpetrando el agravio en mi marido, en mi santo marido.
Estuve dos días resistiendo el deseo de volver. Pero lo hice. Al tercer día mis pies se dirigieron sin yo notarlo a la agencia. Allí estaba Pedro, atendiendo a una pareja. Me senté a esperar frente a él. Mientras les atendía me miraba de vez en cuando y yo abría mis piernas para que sus ojos horadaran mis secretos. Era suya. Estaba allí para él.
Cuando nos quedamos solos ocurrió los mismo otra vez. Otra vez los besos, las bocas comiendo, los sexos pegados, las manos hiriendo. Nos mirábamos a los ojos. Pero no hablamos.
Estuvimos así durante dos meses. Yo iba a verle en la hora de la comida y el me esperaba ardiendo. Cada vez más abierta al delirio, cada vez menos cauta.
Mario, mi marido, comenzó a notar mi cambio. Mis arreglos, mis cuidados, mis sonrisas sin dirección, mis descuidos con él. Ya no tenía miedo a su indiferencia, ni a la soledad. Ya no estaba sola. Aunque solo tuviera sexo con Pedro, llenaba todo mi mundo. No necesitaba nada, porque estaba saciada.
Una noche Mario me violó. Perdió su indiferencia y me interrogó. Yo no le contesté. Ni asentí ni negué que le engañaba. Le dejé hablar, gritar. Nunca le había oído hablar tanto, ni ser tan expresivo, aunque la mitad de sus palabras fueran puta. Cuando se le agotaron los gritos, las frases hirientes, me pegó. Su bofetada impactó contra mi cara con la fuerza incontenible del odio y la rabia. De los celos de la propiedad, no del amor. No estaba seguro de nada, ni de él, ni de mí. Y me pegó otra vez. Después se sentó y lloró.
Yo le dejé en el comedor y me acosté sin sentir nada más que el dolor de los golpes. No pensaba. Al cabo de un rato Mario vino a la habitación y se echó sobre mi. Quiso besarme, y cuando le volví la cara, no se porqué, pero sin miedo, me desgarró la ropa y me violó. Yo no me resistí, para que, si no sentía nada.
Pero todo el dolor me aprieta ahora las entrañas, me desgarra como no lo hizo entonces. Ha pasado una semana, una semana de encierro, de indiferencia primero y de odio después, un odio reconcentrado que ha ido ocupando mi pecho, subiendo por mi garganta hasta mi cabeza.
Vuelvo a casa. Pasos cansados sobre el asfalto gris, bajo el cielo gris plomizo que ahora me aturde. Llevo encima todo el peso de mi mundo derrumbado, un mundo artificial que no tenía más pilares que mi desesperación y mi soledad. Pedro fue un sueño. La realidad somos Mario y yo. Y tengo que escapar.
Abro la puerta y me dirijo a mi habitación, la que hace una semana no comparto con mi marido. Cierro la puerta, me desnudo y me tumbo en la cama. La espalda sobre el colchón y mis ojos pegados a la lámpara del techo, cristalitos que se mueven con la brisa que entra por la ventana abierta. Oigo al sauce frotar sus ramas unas contra otras, Y mi corazón se desgarra de pronto. Lloro por toda mi vida, por mi infancia perdida, por los sueños imposibles, por la vulgaridad, por la desilusión, por los hijos que no he tenido, pero sobre todo lloro por mi y me desprecio mientras mis manos intentan cerrar los ríos de mis ojos y aprietan sobre ellos. Lloro porque he sido cobarde y he dejado que la vida corra por delante de mi sin agarrarla.
¡Por dios!, ¡por dios!, aún queda tiempo.
Mario vuelve a las 2. Tengo la comida preparada, acelgas con patatas y un filete. Su vaso de vino sobre la mesa y el pan cortado como a el le gusta. Me he cuadrado a un lado de la mesa esperando sus órdenes. Traeme más vino, enciende la tele, siéntate, no te quedes ahí como un pasmarote. Y yo te obedezco en todo, Mario.
Es de nuevo lunes. Ha pasado una semana. No ha sido larga. Cuando no hay ilusiones que cumplir el tiempo pasa rápido. Estoy de nuevo frente a la agencia. Y de nuevo les veo despedirse con un beso. ¿Quién será?. Probablemente sea su esposa.
Entro en la agencia cuando Pedro está solo. Son las 11 de la mañana. No le hablo, no le pregunto nada, no hay nada que saber, he perdido la curiosidad, solo quiero follar de nuevo. Escapar por unos minutos, perderme en el abismo del deseo saciado y sentirme mujer. Después le dejaré como siempre. El no me pregunta sobre mi ausencia, sé que no le interesa. He vuelto. Cierra la puerta exterior y me toma de la mano y me lleva hacia el fondo. Me desnuda con prisa y me besa y me muerde el cuello y el pecho. Sus manos dejan marcas sobre mi piel, y su sexo deja marcada su huella sobre mi alma.
Salgo del médico. Un martillo golpea mi cabeza. Voy a tener un hijo. Voy a tener un hijo. Voy a tener un hijo. Estoy embarazada. Tengo 43 años y mi hijo no es de mi marido. Mi corazón está a punto de estallar en mi pecho. Mis manos aprietan mi vientre que vive.
He ido a ver a Pedro y se le he dicho. No me preguntó nada, pero sus ojos me miraron horrorizados. Solo me dijo que no era suyo, que no podía inventarme algo así y destrozarle la vida, que le olvidara. Mi hijo no tiene padre.
He dejado a Mario, ni siquiera le dije lo del niño, por miedo a su odio, por temor a que ese odio matara a mi hijo. He cogido unas cuantas cosas y me he marchado a la estación. He trasferido todo el dinero que teníamos a una cuenta propia y he tomado el primer tren a la costa con el niño que espero de equipaje. No tengo mucho, quizá para mantenerme hasta que nazca, pero me siento rica: soy libre, amo y seré amada. Mi horizonte es grande, inmenso.
Han pasado dos mes. Estoy sentada en la playa, frente al mar, oliéndolo y oyéndolo. Sintiendo su furia y a la vez su calma, su rítmico batir que acuna mi vientre un poco henchido. Hace tres meses que llevo a mi hijo conmigo. El murmullo de los sauces ha cesado.
Hola chicas
miércoles, 21 de mayo de 2008
Ana ha decidido
Alejandro, por dios
Novedades en la vuelta
He dejado el trabajo, no podía más. Treinta y dos años después de comenzar, nada me compensa por la esclavitud de las entradas y salidas, del lunes a viernes. Necesito otra vida y he decidido que ya era hora. Por primera vez en mi vida he tomado una decisión con todas las consecuencias y de la que no me arrepiento, ni siquiera tengo dudas. Ya veremos lo que pasa, pero el destino está escrito, estoy convencida.
Me siento feliz.
martes, 8 de abril de 2008
La decisión 2
Bueno, pues hasta a los ángeles hay que verles el plumero. De modo que ponte a ello. Si el sábado tiene algún problemilla de cualquier tipo, no te dejes vencer, que te conozco. Dale tiempo. Y hablo solo del plan social, no del íntimo.
Ay Ana, me preocupa que no tengáis un nido de amor, y que el no conduzca. ¿No será de esos hombres blanditos que te hará tomar todas las decisiones?
Supongo que habrás sopesado los pros y los contras concienzudamente. Y ha ganado él, por lo que veo. Me alegro por ti, por lo que tu quieres, por lo que deseas.
No dejes que nadie se mezcle en tu vida, ni dejes que le hagamos huir. Porque ya sabes que los Ballesteros son temibles.
Y cuando le hagas la prueba del algodón -por cierto ¿tomará viagra?- ten también paciencia y no compares ni recuerdes. Concéntrate. Y si las cosas no salen bien, paciencia, que el hombre lleva 8 años esperándote. Y si sale todo bien, enhorabuena, un problema resuelto y un punto más a su favor.
Bueno prima, que tu verás, que me mandes una foto y me tengas informada. No les cuentes a tus amigos las cosas con pelos y señales, porque el podría resentirse. Guardar vuestro mundo para vosotros, y en todo caso, me lo cuentas a mi.
Y tu madre y tu padre, que esperen, que sé hasta lo que te dirán.
Tu padre te dirá que te vas a quedar viuda rápido si te casas con el. Que está en la peor edad, la de los infartos.
Tu madre te dirá -además de que podría ser tu padre- que dentro de nada le tienes con los viejos, jugando la partida.
martes, 25 de marzo de 2008
Querida Nuria
jueves, 13 de marzo de 2008
La decisión
Pros
Alguien como tu, con quién compartir las cosas
Apoyo siempre
Ser el centro del universo de un hombre
Formar una familia, tener hijos
Diversión, salidas...
Seguridad económica
Sexo seguro y tierno
Una casa propia
El amor de un hombre maduro es hermoso
De todas formas, esta lista es de oído. Eres tú la que la tiene que hacer, tú, que le conoces y sabes lo que sientes. Pero no te cierres en su edad. Los hombres maduros cuando se enamoran suelen tratar a la mujer como a una reina. Y tampoco te cierres en si tu familia le aceptará o no. Lo harán, aunque necesiten algo de tiempo. Pero lo que si será un choque para ellos, y tergiversará su objetividad, es saber que ya no vas a estar ahí solo para ellos, al 100%.
Tampoco pienses que es tu última oportunidad, 37 años, tu última oportunidad de que?. Quizá de tener hijos. No es cierto, tienes aún mucho tiempo para decidir. Pero eres tu la que tiene que hacerlo, sin presiones, sin prejuicios, lo que tu quieras, lo que tu sientas.
Suerte, tienes todo mi apoyo en lo que decidas.
Vuelvo
miércoles, 27 de febrero de 2008
La corriente
jueves, 21 de febrero de 2008
La playa
Parejas
jueves, 14 de febrero de 2008
Me deprimo
jueves, 7 de febrero de 2008
Primavera
lunes, 4 de febrero de 2008
Telenovela
Estos líos en la empresa son perjudiciales para todos, pero sobre todo lo será para mi compañera cuando todo acabe. Ella será la que aguante la bajada de la montaña rusa, porque ahora todo es subida. Ha sido ascendida (a costa de otra compañera) y es tratada de modo especial. Es más, hay un corrillo de personas que actúan como tapadera. Pelotas.
Ella no parece querer ocultarlo. Contó que se iba a Praga con una amiga. El contó que se iba a ver a su hija a Canarias, pero salieron juntos hacia el aeropuerto, el con una guía de viaje de Praga que le prestó su segundo.
De modo que hoy ha sido un día de especulación. No es que el se aproveche de ella, que tiene ya cuarenta años, pero su modo de vida no ha sido nunca como el que es al lado de mi jefe, un hombre con una buena posición, culto, atractivo a su manera, snob. El tipo de vida que le va a enseñar no es uno que ella pueda mantener después. Pero la vida de cada uno es privada.
El problema es cuando afecta al resto de trabajadores, cuando hay dicriminación positiva por lío y se hacen distinciones sin argumentos. Pero al fin y al cabo el lunes se nos ha hecho mucho más corto.
lunes, 28 de enero de 2008
¿Odio mi trabajo?
Es un conjunto de sentimientos, mi edad, 50 años, lo que según mis jefes no me permite una proyección a futuro (me baso en los hechos, no en las palabras), mi antigüedad en la empresa, 31 años, lo que hoy por hoy supone una visión destructiva desde la dirección: solo derechos y nada de deberes. Así nos ven.
Es cierto que mi ambición no es grande, y mi visión de las cosas ha cambiado. Esta empresa era parte de mi vida, ahora no. Ahora solo quiero que acabe la jornada. Antes, muchas veces, esperaba con ilusión los trabajos del día, ahora no. Ahora solo espero que pasen las horas.
Han puesto a una de las personas más imaginativas de la empresa, a mí, a controlar un sistema de gestión integrado basado en procedimientos, procesos, instrucciones: reglas y normas, uniformidad. Será estupendo para la empresa, pero yo no soy la persona idónea. Pero tengo un título bonito, y la mayoría de los días ni se fijan en mi. Y si se fijan, malo. En realidad, a pesar de tener un gran sueldo y un buen puesto, de tener cierta autonomía y ser, en general, bien tratada, me siento objeto de acoso laboral. No estoy en una esquina olvidada, pero se puede estar en el centro y aislada. Mi segundo al mando, el segundo en el organigrama, me dice con bastante frecuencia, y me lo trasmite de otras formas con más frecuencia aún, que no estoy en los equipos de creación ni decisión. Es decir, que me calle. Que haga lo que me digan y que olvide que tengo una mente despierta, excepto en mis procesos, procedimientos...
Así que en días como hoy, lunes, simplemente me muero de sueño y miro el reloj. Tengo mucho que hacer, pero la verdad es que no domino los temas, no sé muy bien como saldrá mis próximos trabajos y eso me preocupa. Soy responsable. Pero estoy en un ambiente que ya no conozco, los pactos van por encima del trabajo, los pactos de no-agresión entre los nuevos jefazos nombrados nos dejan a los demás en un término medio que casi nadie entiende. Tampoco interesa demasiado entenderlo. Es así y ya está. A callar y a trabajar. Pero yo pienso, pienso mucho y me encuentro aislada.
Me planteo irme de la empresa, aún sabiendo que es solo un sueño utópico. Y me planteo plantarme ante mi médico de cabecera y decirle que no soporto venir cada día hasta el trabajo, a aguantar los mismos chascarrillos, las mismas memeces que todos los días.Y me pregunto de nuevo ¿Odio mi trabajo? Encorsetado, normativizado, conceptual, aburrido, monótono... ¿U odio lo que le rodea, o le adorna? Ese personajillo que nos han metido con calzador para que el personal no se le suba a las barbas al manda más. Que por otra parte ha tenido nuestro apoyo y nuestro cariño -¿Qué difícil verdad?- En momentos cruciales. Aún hoy, creo que nos la jugaríamos por él. Pero está tan equivocado, tan desorientado. Pero el orgullo es fuerte y le tiene cegado por el lado que no le ciega su adlátere. En fin, esperaremos acontecimientos. Cuando menos te lo esperas la vida da un giro.