Ya tenemos 9 medallas y estamos décimo terceros en el medallero. Pero no nos engañemos, por encima de nosotros, muy por encima, están los países de nuestro entorno: Gran Bretaña, que se sale, Francia, Italia… El escalafón sigue siendo el escalafón.
Nosotros hemos mejorado muchos, pero ellos también, siguiendo además una tradición que aquí hubo que fabricar. Tener a Nadal no significa ser los mejores del mundo a nivel deportivo.
Quizá nuestro problema, aparte del nivel deportivo, es que no tenemos la suficiente experiencia en competiciones –ignoro el motivo- pero hemos visto, sobre todo en atletismo, que nuestros deportistas se arrugan ante la responsabilidad. Pocos han dado todo su potencial. La mayoría se ha ido a casa sin sudar.
También me llama la atención la longevidad de muchos de nuestros deportistas. Quizá es que una vez que te sitúas, ser deportista es un chollo. Vemos a muchos de ellos que van por su 3ª o 4ª olimpiada. Eso significa muchos años de permanencia en la élite. No se que criterios siguen las federaciones –siempre sospechosas- o el COE para evaluar y permitir estas extensas carreras, que impiden la aparición de nuevos talentos. ¿Es transparente la política deportiva española de los organismos encargados de velar por los intereses deportivos?
¿A cuantos de nuestros representantes han eliminado en su primera actuación? ¿Nos disfrazamos de primera potencia llevando un montón de participantes que a la postre no tienen la menor opción? ¿Se pagan viajes de turismo? ¿Cuántos federativos han ido a los JJOO por la cara? ¿Y donde viven, como, cuanto cobran, como viajan?
En el desfile damos muy bien, alegres y numerosos, coloridos. Pero luego nos espera decepción tras decepción. Solo triunfamos en unos cuantos deportes. La natación, la gimnasia y el atletismo, las reinas de los Juegos, son deportes vedados a los españoles. Pobres resultados, a pesar de alguna medalla esporádica, anecdótica diría yo, aún siendo un poco cruel. Eso sin volver a hablar de los comentaristas que te cuentan la medalla antes de ganarla, haciendo su papel de gafe. Cuantas decepciones a causa de las falsas expectativas creados por estos pseudo comentaristas que se han aprendido la lección diez minutos antes de comenzar la retrasmisión. Vamos, como hacía yo en el colegio de pequeña.
Nosotros hemos mejorado muchos, pero ellos también, siguiendo además una tradición que aquí hubo que fabricar. Tener a Nadal no significa ser los mejores del mundo a nivel deportivo.
Quizá nuestro problema, aparte del nivel deportivo, es que no tenemos la suficiente experiencia en competiciones –ignoro el motivo- pero hemos visto, sobre todo en atletismo, que nuestros deportistas se arrugan ante la responsabilidad. Pocos han dado todo su potencial. La mayoría se ha ido a casa sin sudar.
También me llama la atención la longevidad de muchos de nuestros deportistas. Quizá es que una vez que te sitúas, ser deportista es un chollo. Vemos a muchos de ellos que van por su 3ª o 4ª olimpiada. Eso significa muchos años de permanencia en la élite. No se que criterios siguen las federaciones –siempre sospechosas- o el COE para evaluar y permitir estas extensas carreras, que impiden la aparición de nuevos talentos. ¿Es transparente la política deportiva española de los organismos encargados de velar por los intereses deportivos?
¿A cuantos de nuestros representantes han eliminado en su primera actuación? ¿Nos disfrazamos de primera potencia llevando un montón de participantes que a la postre no tienen la menor opción? ¿Se pagan viajes de turismo? ¿Cuántos federativos han ido a los JJOO por la cara? ¿Y donde viven, como, cuanto cobran, como viajan?
En el desfile damos muy bien, alegres y numerosos, coloridos. Pero luego nos espera decepción tras decepción. Solo triunfamos en unos cuantos deportes. La natación, la gimnasia y el atletismo, las reinas de los Juegos, son deportes vedados a los españoles. Pobres resultados, a pesar de alguna medalla esporádica, anecdótica diría yo, aún siendo un poco cruel. Eso sin volver a hablar de los comentaristas que te cuentan la medalla antes de ganarla, haciendo su papel de gafe. Cuantas decepciones a causa de las falsas expectativas creados por estos pseudo comentaristas que se han aprendido la lección diez minutos antes de comenzar la retrasmisión. Vamos, como hacía yo en el colegio de pequeña.
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