Hoy, lluvia de medallas. Tres de plata y una de oro. Como siempre, el oro de unos desconocidos remeros de kayak doble, Saúl Craviotto y Carlos Pérez, nos ha dado una alegría inesperada. Estos deportes tan poco cuidados son verdaderamente los que nos salvan en las olimpiadas. Estos verdaderos deportistas -en este caso son, además, policías nacionales- probablemente no vivan del deporte, pero rinden solamente por el verdadero espíritu deportivo. Esto es el deporte. Otra plata para David Cal, en ese canal estupendo hecho por los chinos para estos Juegos. Más de esta China artificial y ficticia que ha erigido un monumento a Samaranch por apoyar su candidatura. No me extraña que apoyara a una dictadura frente a países democráticos donde las cosas tienen que ser más claras y el ordeno y mando no suele servir.
Otra medalla ha venido del agua, el equipo de natación sincronizada ha realizado un magnífico ejercicio y ha sido plata en uno de esos deportes en los que los jueces cuentan más que los deportistas y el peso de las influencias y de la política dan y quitan medallas.
Por último, los jugadores de hockey han perdido el oro frente a Alemania. Los deportistas alemanes están en todos los fregados y nos toca enfrentarnos a ellos en muchas ocasiones en distintas disciplinas deportivas. Y siempre son temibles. Será cosa del carácter.
Bueno, pues mañana se acaba esto. No se donde van a meter todo lo que queda. Supongo que será un día largo.
Ya os contaré.
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