miércoles, 27 de febrero de 2008

La corriente

¿Porqué estoy así? Me complazco en los pequeños desastres y trato, consciente o inconscientemente, de magnificarlos. Se me ha caído una funda de una muela y eso se hace una montaña que no me permite seguir adelante. No se porque, aunque ir al dentista es uno de mis punto débiles, una especie de trauma sin definir, sin contornos. Estoy aquí y estoy viva, pero mi cuerpo no responde como debiera. Es capaz de entrar en la cadencia de la pasividad, de la falta de energía. No se que me consume. y tampoco se como vencerlo. Pero lo peor de todo es que me complazco y no lucho contra ello. Contra la pasividad, actividad. Pero hay que tener ganas, y yo siempre estoy más a gusto tumbada en un sofá que haciendo cualquier otra cosa.
Esta falta de energía es algo físico. No puedes y no quieres hacer cosas, aunque estas te causen placer. No, quiero permanecer parada, quieta, aburrida muchas veces como una ostra. Pasando de las actividades que me atraen, de las cosas que me gustaría hacer. Pero no hago. Todos los plazos se me pasan. Todo el tiempo se me va de entre las manos sin aprovecharlo. La corriente me arrastra consigo, pero no me lleva a ningún puerto.

jueves, 21 de febrero de 2008

La playa

Por encima del horizonte solo hay cielo. Cielo gris que se extiende por las alturas de mi vida, las que mis ojos alcanzan. Y es tan grande la cúpula que forma, que me siento pequeña, insignificante. Y así soy realmente. Un grano de arena en una playa dividida. Al norte crecen arbustos y sombrillas. Hay chiringuitos donde olvidar la sed y el hambre, duchas donde limpiarse los pies de arena y un puesto de la cruz roja que vigila las picaduras de medusas. Al otro lado, al sur de la playa solo hay arena y manchas marrones de lo que fue sangre derramada, que se mezcla y se hunde y queda como si fuera una materia indestructible. Los cuerpos tumbados sobre la arena tienen posturas raras, piernas torcidas, manos crispadas, si te acercas un poco ves que están muertos. En esta playa, donde azota el mar enfurecido, no hay nada. No hay ni siquiera silencio. Yo estoy en la playa norte, pero puedo ver la playa sur, puedo sentir su angustia, el dolor de esa gente que al fondo se refugia en un saliente del acantilado. Puedo ver su sed y su hambre, sus heridas, sus manos vacias, sus ojos secos, sus hijos ateridos sin fuerzas para elevar los brazos suplicantes a su madre y llorar, llorar por el presente y el futuro, por la falta de esperanza y de comida, por el frio, por el horror de haber nacido en ese lado de la playa. Yo los veo, si, pero me doy la vuelta porque no puedo soportar la imágen, su ruido. Y cierro los ojos para olvidar que formo parte de ese mundo, también, que su mundo también es el mio, que somos todos del mismo mundo, que somos todos seres humanos, que su dolor debería explotar en mi conciencia y que mi responsabilidad abarca más de lo que me conviene pensar.

Parejas

El tiempo de la soledad y del olvido nos parece lejano. No tenemos tiempo para pensar en ello. Pero está la vuelta de la esquina, porque nadie nos asegura nuestro mundo, pequeño o grande, rico o pobre. Nuestra gente es lo único que importa. Veo matrimonios de mil años, que viven solos pero están juntos, los dos. Se han acostumbrado a depender el uno del otro y van agarrados de la mano y de sus bastones a todas partes. Siempre uno está mejor que el otro, y su drama es saber que uno sobrevivirá al otro. Después de toda una vida, ¿como puedes aprender a vivir solo?. Has tenido tu compañero, tu consuelo, tu igual y ahora dependes de tus hijos, o de nadie. Estás tu solo/a. Los dos quieren ser el primero en irse.
Me dan envidia, aunque piense que tienen el tiempo contado, me dan envidia, porque yo nunca lo tendré. Y se que habrán pasado por épocas malas, de desamor, de indiferencia, tragedias y pequeños dramas, tal vez por infidelidades, por traiciones. Pero cuando el tiempo de la guerra ha pasado, les queda la calma, su refugio, su casa y ellos dos.
Cuando tienes un compañero no te hace falta nadie más. Cuidaros los unos a los otros. Y cuidar eso que la vida os ha otorgado simplemente por azar y no lo déis por hecho, que no todos lo tenemos. Mi madre hace años, siete, que perdió a mi padre, y perdió sus brazos y sus piernas, pero tambien al hombre al que cuidaba, al que hacía cada día la comida con mimo. Nunca estaban de acuerdo, ni falta que hacía. Cuanto extraño esa imagen de los dos juntos en todas partes. Cuidaros parejas. Y si aún los tenéis algunos de vosotros, cuidarlos también porque nadie los sustuirá cuando se vayan.

jueves, 14 de febrero de 2008

Me deprimo

Me deprimo. El trabajo, el día a día, es como un mar embravecido con lagunas de calma. Pero las corrientes están debajo, bajo un superficie hermosa y excitante. Y es muy dificil bregar con este mar año tras año, cuando aquello de lo que oíste hablar, de la discriminación por razón de edad te alcanza como una ola que te alza en su cresta y te arroja bajo la curva, donde te revuelca y hunde hasta que en el regreso, te lleva con ella. Nunca puedes llegar a la orilla, ya no puedes. Ya no tienes edad. Y sufres un gota a gota que va minando tus ideas, tu iniciativa, tu ambición, tus ilusiones. Hoy he dicho por primera vez la frase en alto, esa frase temida que nunca he comprendido hasta ahora: para diez años que me quedan... Tengo 50, así que con suerte podría jubilarme a los 60, pero 10 años es mucho tiempo, y más ahora. No puedo permitirme renunciar a vivirlos o a vivirlos hundida en la miseria de la conformidad, de la rutina. No valgo para eso. No se vivir sin luchar. Pero luchar contra los elementos es muy dificil y yo tampoco tengo fuerzas para ello, ni respaldo, ni dinero para decir que nada me importa y que ahí os quedáis. No puedo. Estoy atrapada en mi medio de vida, en mi casita caliente, en mis fines de semana tranquilos. No puedo arriegar lo que tengo, ni perderlo. Pero el precio es alto. Vivir bajo la bota de los mindunguis unidos del mundo. Nueva especie en crecimiento.

jueves, 7 de febrero de 2008

Primavera

El tiempo de la primavera viene hacia nosotros como una esperanza cierta de mejora. El sol permitirá florecer los campos y las almas. Las piernas tomarán el aire y los ojos se achicarán mientras la sonrisa ocupa nuestra boca. Viene tiempo bueno, tiempo de luz y días largos. El calor empapará de brisa nuestras casas. Por las ventanas abiertas circulará el aire de las mañanas tíbias y en la noche los corros en la calle llenarán de murmullos nuestras camas. El tiempo que vendrá será mejor.
Para ti también. Te he visto dormir en el pequeño soportal de la tienda cerrada, pequeña como eres y vieja o tal vez solo arrugada porque tu piel no tiene protección, está siempre asomada al viento y a la lluvia, a este invierno desolador y largo que no te permite dejar de temblar. Te di cinco euros hace días y no te he dado más. Me da verguenza. Tu no pides. Pero estás ahí sentada esperando la noche entre cartones para dormir en las peores condiciones que una persona merezca. Y no te he visto comiendo ni bebiendo.
Ahora vendrá la primavera y podrás al menos estirarte y cambiar tu ropa vieja por otra más ligera. Y podrás dormir sobre el asfalto sin el frío que apaga tu mirada, que agarrota tus manos y tu vida entera. La primavera tal vez traiga nuevos tiempos. Tal vez las cosas cambien. Tal vez tu vida cambie. Ten esperanza al menos mujer. Aunque sea dificil cualquier cosa puede suceder... en primavera.

lunes, 4 de febrero de 2008

Telenovela

Hoy mi oficina parecía una telenovela mejicana. Todo eran susurros y corrillos porque nos hemos hecho un trabajo de encaje fino y entre unos y otros hemos descubierto que nuestro jefe y una de las empleadas tienen una aventura. Hoy estaban de viaje de fin de semana a Praga. Por lo visto es una de las ciudades preferidas del jefe para sus conquistas. El está separado y no hace mucho que rompió con su última novia. Ella estaba casada hasta nuestras últimas noticias. Ambos tienen un hijo, ella un niño de unos 8 años y el una joven de 16 años.
Estos líos en la empresa son perjudiciales para todos, pero sobre todo lo será para mi compañera cuando todo acabe. Ella será la que aguante la bajada de la montaña rusa, porque ahora todo es subida. Ha sido ascendida (a costa de otra compañera) y es tratada de modo especial. Es más, hay un corrillo de personas que actúan como tapadera. Pelotas.
Ella no parece querer ocultarlo. Contó que se iba a Praga con una amiga. El contó que se iba a ver a su hija a Canarias, pero salieron juntos hacia el aeropuerto, el con una guía de viaje de Praga que le prestó su segundo.
De modo que hoy ha sido un día de especulación. No es que el se aproveche de ella, que tiene ya cuarenta años, pero su modo de vida no ha sido nunca como el que es al lado de mi jefe, un hombre con una buena posición, culto, atractivo a su manera, snob. El tipo de vida que le va a enseñar no es uno que ella pueda mantener después. Pero la vida de cada uno es privada.
El problema es cuando afecta al resto de trabajadores, cuando hay dicriminación positiva por lío y se hacen distinciones sin argumentos. Pero al fin y al cabo el lunes se nos ha hecho mucho más corto.