lunes, 4 de febrero de 2008

Telenovela

Hoy mi oficina parecía una telenovela mejicana. Todo eran susurros y corrillos porque nos hemos hecho un trabajo de encaje fino y entre unos y otros hemos descubierto que nuestro jefe y una de las empleadas tienen una aventura. Hoy estaban de viaje de fin de semana a Praga. Por lo visto es una de las ciudades preferidas del jefe para sus conquistas. El está separado y no hace mucho que rompió con su última novia. Ella estaba casada hasta nuestras últimas noticias. Ambos tienen un hijo, ella un niño de unos 8 años y el una joven de 16 años.
Estos líos en la empresa son perjudiciales para todos, pero sobre todo lo será para mi compañera cuando todo acabe. Ella será la que aguante la bajada de la montaña rusa, porque ahora todo es subida. Ha sido ascendida (a costa de otra compañera) y es tratada de modo especial. Es más, hay un corrillo de personas que actúan como tapadera. Pelotas.
Ella no parece querer ocultarlo. Contó que se iba a Praga con una amiga. El contó que se iba a ver a su hija a Canarias, pero salieron juntos hacia el aeropuerto, el con una guía de viaje de Praga que le prestó su segundo.
De modo que hoy ha sido un día de especulación. No es que el se aproveche de ella, que tiene ya cuarenta años, pero su modo de vida no ha sido nunca como el que es al lado de mi jefe, un hombre con una buena posición, culto, atractivo a su manera, snob. El tipo de vida que le va a enseñar no es uno que ella pueda mantener después. Pero la vida de cada uno es privada.
El problema es cuando afecta al resto de trabajadores, cuando hay dicriminación positiva por lío y se hacen distinciones sin argumentos. Pero al fin y al cabo el lunes se nos ha hecho mucho más corto.

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