viernes, 25 de enero de 2008

AF

Hoy me toca, de nuevo, hablar de Alejandro. Le he visto en un programa de la televisión mejicana, guapo, aunque como siempre, envarado. Pero ha cantado un poco en directo y me maravillo. Tiene una voz preciosa que cada vez me gusta más. A veces es un poco engolado, pero aún así me gusta. Es poderoso cantando, le sobran recursos y los emplea. Incluso me he puesto a oír en el coche su penúltimo disco, el que menos me gusta de los últimos, Viento a Favor. Es un poco como hecho a medida, variado, estudiado, pero no se si técnicamente está bien grabado, porque se le nota mucho la pronunciación de las v casi como f. Creo que en algún punto del tratamiento técnico está forzado. Lo mismo pasa con su voz en el dueto con Beyoncé. Su voz suena un poco ronca, no parece él hasta que baja. Ella canta muy bien, de modo que no se porqué él está manipulado. Su último disco, 15 años de éxitos no me lo he comprado, ni siquiera pirata. Lo he bajado de Internet. Me siento un poco culpable, no solo por el, sino por todos los autores. Si me pongo en su lugar me parece un robo. No me cuestan nada, Papito, Dos pájaros a Tiro... No se si el canon digital sustituye estas pérdidas, pero no lo creo. Cuando ves a los top manta con todas las novedades discográficas te preguntas cuanto dinero dejarán de percibir por la venta de sus productos. Aunque claro, las discográficas no pierden, siguen ganando. Lo que ocurre es que si hay riesgo no quieren saber nada y no lanzan nuevos cantantes. Tiene que cambiar el mercado y las nuevas tecnologías lo conseguirán en breve. Yo mientras sigo con Alejandro en el oído. Su voz no tiene que ver con las tecnologías, sino con la garganta de un hombre con un don. Es como la fruta que crece en los árboles, frutos del paraíso para nuestro placer común.

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