Uno de los mayores problemas del ser humano es la insatisfacción. Con lo que somos, con lo que tenemos, con nuestro entorno. Pero lo principal es aceptar que eso es lo que hay. Y que si queremos podemos ir cambiando, pero lo primero es aceptarnos como somos. Porque sino la insatisfacción nos corroerá por dentro, desde las entrañas hasta envolvernos en una red de amarguras y envidias. Mírate, observate y probablemente no será todo tan malo. Apunta las cosas que quieres cambiar y empieza poco a poco. No trates de comerte el elefante de una sola vez. Y acepta a los demás también como son. Si los quieres, porque los quieres así. Y si no los quieres, que más te da.
En cuanto a desear aquello que no podemos tener, preguntate que te es imprescindible, que importan las cosas, las propiedades. Si tienes salud, una casa, un trabajo y alguien que te quiera, no se necesita nada más. El dinero no compra la felicidad, ni la salud, aunque hace habitualmente las cosas más fáciles. Pero tu eres la persona que eres por tu lucha, por tu día a día, porque tratas de mejorar con tus mimbres y en eso está el verdadero mérito y la satisfacción personal, la más importante, la que tampoco compra el dinero. Sientete a gusto contigo mismo y aceptate como eres, seguro que no es tan malo. Quiérete porque eres lo más importante de tu vida y probablemente de la vida de otros.
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