Como no está la jefa, hoy Ana y Cuca entrarán en mi blog para "analizarlo metódicamente con fines puramente profesionales", porque lo harán en horas de trabajo. Si lo hacen sabrán que estoy escribiendo esto para ellas. Y para Nuria.
Las personas somos amplias (no me refiero a los kilos), tenemos aristas que cortan como cuchillos y curvas como almohadones donde reclinar las cabezas. Y a veces solo mostramos las aristas, porque así creemos que nadie nos hará daño. Ellas tienen en la boca las risas de la juventud, de la curiosidad por el porvenir y aún están tiernas (no blandas) y sus aristas no cortan como las mías. No quiero que les hagan daño, pero las calles están llenas de lobos feroces, algunos disfrazados con pieles de cordero. No dejéis que os hinquen los dientes, pero no perdáis la inocencia que me conquista y me hace sentir joven a mi también.
Ayer lo pasé estupendamente en esa comida que nunca tuvimos y nunca existió. Lástima que tampoco vinieran Horten y Yoyo, porque me hubiera gustado verlas, ellas ya saben que las quiero.
Un beso para todas las que lean este textito en horas de trabajo. Se siente, yo estaré durmiendo (y Nuria también) que para eso somos paradas y no pa (progresamos adecuadamente).
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