Ya se que me repito. Y que hoy, encima, no es lunes. Pero esto mio es un sentimiento, no le busquéis lógica. Estoy de lunes, que es como estar de luto por el fin de semana. El tiempo es relativo, y estas 8 horas que me paso en el trabajo me duelen en el alma. No es tiempo perdido. Estoy produciendo para mi empresa, para mi país, para el mundo. Supongo. Aunque no se hasta que punto es importante mi grano de arena. Pero ese no es el tema. El tema son las rejas que caen cada mañana a las 7,3o y no se levantan hasta las 15,30 h. Es un mundo. El reloj no corre y la cabeza y las manos se saturan. Me pregunto si mis compañeros están igual que yo. Pero creo que hay gente que no se lo plantea. Quizá yo antes tampoco, pero ya son 30 años. Más que las condenas perpetuas. Y aún me quedan 15 años, al menos, para la jubilación. Y tampoco quiero que pasen rápido. Quiero vivir. Pero mi nombre está en la hoja de cálculo de la organización mundial. Y tengo mi vida compartimentada como el resto de los ciudadanos afortunados, que tenemos televisión, dvd, canales satélites, coches, vacaciones de verano... Quizá el precio que pagamos es excesivo: la libertad.
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