lunes, 17 de septiembre de 2007

Una de locura

La que tengo por un cantante mexicano, Alejandro Fernández. No le conocía hasta que un compañero me dió dos cd piratas, A Corazón Abierto y Mexico Madrid en Directo y sin Escalas. No se que le encontré. Canta muy bien, pero fue algo más, como si le estuviera esperando. De todas formas me pasó como con el pulpo, tuve que probarlo muchas veces para que me gustara, quizá porque su aspecto me era "dificil".

En el caso de Alejandro me pasó algo así. Las fotos que encontré en un principio eran de sus comienzos, un niño tímido que mostraba el pecho desnudo, y con un pañuelo al cuello. Es como calcetines negros y calzoncillos. Hay cosas que un hombre no se puede permitir.

Pero me ocurrió como en varias de sus canciones, mi hombre ideal, poco a poco, fue vistiendo su cuerpo y su alma. Es lo bueno de no conocerle, le puedo adjudicar cuantas virtudes se me antojen. Incluso cuando me enteré de que tenía 5 hijos supe asimilarlo con resignación. No por los niños, sino porque la forma de ser que le supongo choca con todo lo que yo admiro del hombre: superficial, machista, infiel... Pero cuando le veo en los vídeos de Youtube sobre un escenario, es el hombre que necesito: juerguista pero honesto, bello pero no perfecto, joven pero entrando en la madurez, protector pero vulnerable.

Supongo que todo son desatinos mios. Y libertades que me tomo con un hombre que no conozco. Pero que cuando canta sus rancheras o baladas románticas me estremece el estómago (el alma sería demasiado). A veces me descubro abrazándome mientras le oigo en mi MP4, el y yo solos.

Lo malo de descubrir a Alejandro a estas alturas, es que me gusta más el antes que el ahora. Su pelo largo hacía atras y su voz potente, poderosa. Ahora canta baladas más blandas, bonitas, con su maravillosa voz, pero ha cambiado su aspecto, parece más joven y su estilo también está destinado a otro público. No se hasta que punto le compensa, el dice que es para ampliar mercados, pero no creo que venda igual número de discos de los de ahora, que de los de antes. Pero en fin, el pelo le crecerá, le volverán las canas y volverá a su música de siempre, solo me queda esperar, y creo que no será mucho.
A pesar de los peros, me apetece quedarme en el mundo para oirle.

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