Todos tenemos algo que olvidar. Yo desde luego. No soy de las que dicen que si volvieran a nacer repetirían todo lo que han hecho, incluso los errores, porque eso es parte de su vida, de la persona que son ahora. Pero hay que estar muy seguro de quién eres para decir eso. Yo no. Si volviera a nacer cambiaría muchísimas cosas. Ahora mismo no logro recordar tres o cuatro que quisiera que no cambiaran. Mi familia y mi amor por ellos. Algunas otras cosas no controlables no me preocupan demasiado. Por ejemplo mi vida laboral, bastante mejor en general que el resto de mi vida. Pero la persona que soy, algunas de las cosas que he hecho y la mayoría de las que no he hecho por lo que soy, o por como soy, se han perdido para siempre sin posibilidad de retorno. Que tristeza tan grande. Y cuanto pesan los errores, cuantas cicatrices dejan en el alma, ese secreto que guardas en lo más profundo y de vez en cuando asoma y te vuelve a hacer daño. Secretos de los que soy la única culpable. Siempre me he sentido responsable de los hechos, aunque no sabemos cuanto de normalidad hay en nosotros. Pasamos por la vida como seres normales, ciudadanos confiables, pero dentro de nuestras cabezas quién sabe que bulle, que fantasías, que miedos, que deseos. No confío en los hombres ni en las mujeres. Ni en mi misma en situaciones de supervivencia. ¿Que seríamos capaces de hacer por salvarnos nosotros?. La banalidad nos cubre. Y olvidamos lo que en realidad somos bajo un manto de posesiones materiales o de vanidad. El primer mundo, el que perpetúa los daños y los cubre de luces y brillos. Estoy sola, pero aún peor, estoy sola conmigo misma, y me doy miedo. Llevo a mis espaldas muchos años de pequeñas culpas, de pequeñas y grandes desilusiones, de heridas, de razones perdidas, de sueños enterrados sin explorar, de ilusiones aplastadas por su propio peso. Si volviera a nacer, tendría tanto, tanto que cambiar, tanto que aprender de nuevo, tanto que vivir. Si volviera a nacer sería una mujer distinta, al menos al principio. Luego quién sabe, tal vez las historias se volvieran a repetir una y otra vez, como en un bucle imposible de sortear. En definitiva da igual, porque aquí estoy, y esto soy. No hay posibilidad de volver atrás.
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