Llevo unos días hecha polvo. No estoy bien física ni anímicamente. No se que me pasa. Por un lado llevo unos días con unas molestias en la zona del pecho, debajo del esternón y en el estómago. Supongo que serán problemas de vesícula o algo así. No sé. Tampoco quiero ir al médico, estoy tratando de que se me pase comiendo muy suave. Pero aunque esto influye mi mayor problema es la desapasionada tristeza que se aloja también en el pecho, en el mismo sitio que el dolor. Es como una nube que se aloja dentro de ti y se extiende por las venas, los músculos, las extremidades. Las cosas se ven negras, te vienen recuerdos que quisieras olvidar e ideas malsanas, destructoras de las ilusiones y de la propia vida. Salir de esa situación es difícil, pero no imposible, solo que cuando me pasa me hundo y no tengo ganas de luchar. Y lo peor es que esa sensación siempre me acecha, vive conmigo aunque me deje en paz muchas temporadas, más cuando estoy muy ajetreada. Pero en cuanto mi mente siente que tiene tiempo para ella, que el continuo batallar cesa un poco, los negros nubarrones aparecen, sin perder tiempo. Que difícil es vivir así. Con el miedo a esa red que te aprisiona el alma. Solo espero que se aleje de mi lo más posible, porque no puedo vivir con ella.
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