No me aclaro. Quizá por eso me quiero bajar del mundo. Este no el mio. Estoy convencida de que hay algún error. A mi me gustaría vivir en un mundo sin luchas, pero no hablo de grandes luchas, ni de guerras, sino de las pequeñas luchas de cada día: con los compañeros, con la familia, con los otros conductores. Me gustaría no tenerme que pelear por el espacio en la calle, por la competencia en el trabajo, por los dimes y diretes de la familia. Que todo fuera sencillo, aburrido incluso. Me gustaría que las cosas fueran naturales, fluidas, que las relaciones estuvieran apoyadas en la buena voluntad y en la tolerancia. Daría lo mismo. En realidad así no llegamos a ningún sitio. ¿Habéis convencido a alguien de vuestro punto de vista en cualquier tema? Seguro que no, cada uno tenemos nuestra idea y no la vamos a cambiar, y si lo hiciéramos, nunca lo reconoceríamos. Las discusiones ni se ganan ni se pierden, solo se mantienen. Y a veces conducen a la distancia del orgullo y la soberbia. Si somos carne y hueso mortal, indefensa, perecederos. ¿Porque perdemos el tiempo de esta manera?
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