Los políticos, los medios de comunicación, los banqueros, los sindicatos, las bolsas... Son una interminable fuente de noticias que me sumen en un estado de confusión semipermanente sobre la crisis económica que sufrimos. Los datos se interpretan y se interpretan según los intereses más espurios. De modo que en el país en el que habito se entrecruzan las noticias cada vez más pesimistas sobre nuestra situación, mientras la vida trascurre a nuestro alrededor casi con normalidad. Los pisos nuevos no han bajado. El paro aumenta. Los bancos siguen teniendo beneficios. Los empresarios se parapetan y se guardan lo ganado, mientras envían a la jubilación a los 52 años. Y para compensar, proponen aumentar la edad de jubilación a los 67 años.
La derecha mina sistemáticamente las decisiones del gobierno. Y el gobierno parece una marioneta en manos de un Zapatero del que cada vez más se duda que tenga soluciones para arreglar la situación. Pero es que la alternativa es Rajoy. Esto es para pegarse un tiro.
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