Es una misión imposible. Desde hace un año aproximadamente busco un piso de alquiler en un municipio de la provincia de Madrid, al sur. Los precios han bajado algo, aunque hay una gran distancia entre precios sin que se puedan argumentar diferencias cualitativas entre los pisos. El abanico en el que se mueven los alquileres para pisos de dos a cuatro habitaciones, con dos baños y garaje va desde los 800 a los 1000 mensuales. Aún así, el problema no es encontrar ofertas, sino poder alquilar siendo parado, ya que la mayoría exige la presentación de la nómina, aunque si puedo responder a los pagos y por supuesto dar la fianza correspondiente.
Pero el problema mayor en la presencia de mi mascota, una perra labrador maravillosa y buena (y lo digo como dato objetivo) que es una más de la familia, Sin embargo los propietarios de pisos por arrendar no permiten hacerlo a dueños de animales de compañía, ni aún ofreciendo, como yo hago, una cláusula especial en el contrato para prever posibles daños que pudiera ocasionar mi perrita.
No hay forma, me responden, más o menos educadamente, que no hay ninguna posibilidad de que me acepten con mi perra. Se que muchos estarán de acuerdo y que pensarán en el parquet, pero un país que no acepta a sus mascotas con normalidad no es un país civilizado, cosa que ya se de nuestra España, de cómo tratamos a los animales en general y en las fiestas populares en particular. De los pocos derechos que atribuimos a estos y de lo cerca que estamos de las conductas desadaptativas en este mundo imposible que nos rodea.
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