A veces, las cosas se tuercen sin saber porque. Me refiero a las relaciones personales, a lo que cada uno siente. Pasamos por la vida conteniéndonos o siendo aquello que los demás quieren que seamos. Y si no somos así, nos sentimos culpables. Que difícil. Sufres porque no eres quien quieres, o sufres porque defraudas a los que te quieren.
Ninguno de nosotros es libre. Solo la soledad absoluta te hace libre. Cuando el amor no te ata a nadie. Solo entonces puedes ser tu mismo. Pero ¿quién querría algo así?
Ahora tengo problemas en casa. Nunca me han querido como soy realmente, porque nunca lo han sabido. Solo yo lo se, o quizá ni siquiera yo. Pero hasta conmigo misma tengo que cumplir. ¿Y para qué?
Las emociones me hacen sufrir. Lucho contra la culpabilidad, contra la impotencia. Lucho contra un día a día difícil. Porque la convivencia lo es. Parece que nos ofuscamos y no solo no nos comprendemos, sino que nos complacemos en ello, viviendo en medio de una guerra. Pero si solo algunos de nosotros pretendemos cambiar, la solución es imposible. Todos tenemos que poner de nuestra parte. Olvidar la rabia que todos llevamos dentro. Todo el rencor acumulado. Parece que no, pero nuestra memoria tiene un apartado de "daños causados por los más queridos" y a veces acuden a tu boca rencillas pasadas, cosas que han pasado a formar parte de tu vida, pero que te hacen daño.
No quiero ser un felpudo. Quiero ser valorada, no solo querida. Quiero respeto.
Yo soy la primera que meto la pata. Y el orgullo hace muy difícil que reconozcamos nuestros errores. Pero si lo hacemos todos...
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