El verano es una estación que te permite la libertad de andar medio descalzo e ir medio desnudo con una apariencia absoluta de normalidad. Es la estación en la que se puede atentar contra las normas sociales de una manera más anónima, pues el calor nos hace fijarnos menos en los demás y tratar de pasar los días buscando aire frío y bebidas con hielo. El corazón se calienta y parece proclive a los romances pasajeros, a las relaciones temporales, a los amores apasionados que estallan con una burbuja. Es como un tiempo sin tiempo, sin relojes. Es el pasar por pasar, sin futuro, viviendo el momento sin pensar más que en la fiesta y en trasnochar. La noche es el refugio del calor. La noche es el despertar.
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