jueves, 29 de enero de 2009

Ingenua

Siempre lo he sido. Ahora tengo 51 años y sigo más o menos. El mundo camina por un sendero y yo voy por otro. Hay mucha gente como yo. Soñadores, creadores de formas e historias, gente con la cabeza un poco rara, capaces de vivir en este mundo, pero renqueando, llegando siempre con la hora cumplida. No estoy preparada para integrarme en la realidad absurda que supone aceptar las normas sociales sin cuestionarlas, y lo que es peor, aceptando que me dirijan la vida paso a paso amparados en la seguridad o el orden. Que no pueda pasar a mi casa sin enseñar el DNI, que me hayan robado y esté pendiente de hacer una declaración por denuncia falsa, cuando no he sabido nada de los trámites para coger a los ladrones y devolverme mis pertenencias. Estas son las cosas que hacen quererme bajar del mundo: las cámaras, los policías agresivos, mal educados y con una chulería que apabulla la sensibilidad ciudadana, la justicia gremial e interesada, la política indiferente a los problemas del día a día, las personas durmiendo en la calle, ese chico que pide en Sol con un vaso en la boca porque no tiene brazos. Ingenua y desengañada, sin esperanza, porque el cambio debe ser tan grande... Y no confío en los seres humanos.

1 comentario:

Gisela dijo...

supongo... o mejor dicho, espero, que esa ingenuidad venga del hecho que en el fondo sí confías, o quieres confiar. A mí hay cosas que me dan esperanza, por ejemplo, leerte.